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Los fondos de ojo suelen realizarse para explorar las partes inferior y posterior del ojo a través de la pupila. El oftalmólogo decide realizar esta prueba ya sea para conocer la existencia de un problema o enfermedad visual o para conocer el avance o no de un tratamiento. La realización de un fondo de ojo es recomendable si se padece diabetes, glaucoma, se debe consultar con un especialista para un control anual.

La exploración del fondo de ojo es una prueba rutinaria que permite obtener información de las estructuras más importantes de la parte posterior del globo ocular, así como realizar el diagnóstico y seguimiento de diversas patologías oftalmológicas.

Las estructuras anatómicas que se exploran son: nervio óptico, mácula, arcadas vasculares, retina periférica. Es una prueba que se realiza de manera rutinaria y no supone muchas molestias para el paciente. Las revisiones oculares periódicas pueden ayudar al diagnóstico y tratamiento precoz de complicaciones asociadas.

Para visualizar el fondo de ojo, el oftalmólogo puede ayudarse de distintos instrumentos que incorporan oculares, a través de los cuales mira el oftalmólogo, y están dotados de una fuente de luz que se proyecta hacia el ojo del paciente a través de algún sistema de lentes.

Es necesario dilatar la púpila para evaluar correctamente la retina, parte posterior del ojo. Esto implica que el tiempo de preparación, en el que se echan unas gotas en el ojo de manera secuencial, es algo largo antes de poder realizar esta prueba. Conviene acudir acompañado ya que tras la realización de la prueba, el ojo sigue dilatado y la visión será borrosa durante unas horas más.

El estudio del fondo de ojo es muy importante para detectar ciertas patologías graves en sus fases iniciales. Se pueden observar enfermedades como la retinopatía diabética, la DMAE, la degeneración macular o el melanoma de ojo, entre otros.

Este tipo de exámenes suelen estar incluidos en una completa revisión oftalmológica, pero en el caso de padecer enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial o cualquier alteración de los vasos sanguíneos, resulta fundamental estudiar el fondo del globo ocular para comprobar si existen daños en esta zona y poder establecer los tratamientos oportunos, en caso de que se detecte cualquier patología.
No debe resultar, en absoluto, doloroso, aunque es cierto que la luz intensa puede resultar molesta luego. Lo mismo ocurre con la presión que se ejecuta en el globo ocular durante la oftalmoscopia indirecta.

Estas pruebas pueden realizarse, también, para descartar o evaluar patologías como el glaucoma y confirmar síntomas del desprendimiento de retina. En el caso de que se observen moscas flotantes, se padezca pérdida de visión o se vean las rayas torcidas, es muy aconsejable acudir a la clínica oftalmológica para someterse a un examen del fondo de ojo.

Las pruebas de este tipo no suelen durar más de 10 minutos y son totalmente ambulatorias, es decir, se llevan a cabo en la propia consulta del oftalmólogo. La recomendación es que se estudien los ojos completamente una vez al año, como mínimo, en personas de más de 50 años que no padecen alteraciones oculares. Esta es la mejor forma de prevenir posibles patologías en los ojos.

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